Toda persona necesita estar sana física, mental y espiritualmente. Sabemos
y conocemos cómo mantener saludable nuestro cuerpo, pero muy poco se nos
ha enseñado como alimentar y fortalecer nuestra parte emocional y afectiva.
Antes de identificar nuestro estado emocional y anímico, es importante que conozcamos como funcionamos los seres humanos. Para comprender nuestra naturaleza, vamos a dividirla en tres partes las cuales no podemos separar en la realidad, ya que el ser humano es un todo. Para fines didácticos y explicativos consideremos que estamos formados por tres áreas: cuerpo, alma y espíritu y es indispensable que podamos identificar cada una para lograr que nuestra alma esté mejor.
Identificación del cuerpo Identificar el cuerpo es sumamente sencillo, ya que convivimos con él, es nuestro ser físico, los órganos externos e internos: manos, ojos, intestinos, cabello, páncreas, uñas, dedos, etc.
Identificación del alma El alma está compuesta de dos partes: la razón o capacidad cognoscitiva y los sentimientos o capacidad emotiva. En ocasiones, nuestra alma entra en conflicto por el choque que se presenta entre lo que pensamos y lo que sentimos. Como mediador entre nuestras emociones y los pensamientos se encuentra la voluntad, que es quien decide, a fin de cuentas, a cual de nuestras tendencias obedecemos. Ésta, en ocasiones dirá: bueno déjate llevar por los sentimientos, ve por lo que te gusta; otras veces nos marcará una pauta como personas prudentes, diciendo: haz lo que te conviene, no lo que te gusta.
Identificación del espíritu Por su parte el espíritu es la verdadera naturaleza del ser, su esencia, es lo que somos, no lo que hemos aprendido. Ante una circunstancia tan natural como la muerte nos preguntamos: ¿Qué es lo que sobrevive del ser humano? La respuesta es clara: el espíritu, lo que realmente somos, lo que hace que dos gemelos sean tan diferentes a pesar de poseer físicos parecidos y una educación similar.
Es importante aclarar que lo espiritual no necesariamente es bueno. Así como en el alma podemos experimentar sentimientos nobles o agresivos, o tener malos o buenos pensamientos, igual sucede con lo espiritual, lo cual no es sinónimo de bondad, simplemente es una dimensión más del ser humano, en la que podemos desarrollarnos en el bien o en el mal; hay estados espirituales buenos o estados espirituales malos. Desde este punto de vista podemos aplicar la frase de Teilhard de Chardin, quien dice que ´los seres humanos no tenemos una experiencia espiritual, si no que somos seres espirituales que tenemos una experiencia humana´
Podemos conocer mejor cómo funcionamos, reconociendo al ser humano en cuerpo, alma y espíritu, es decir que el estado de uno afecta al otro, o a los otros. Por ejemplo, pensemos cómo una situación física puede afectar también el alma o el espíritu. Por una cuestión del cuerpo, podemos padecer una depresión que afecta nuestras emociones, pero también lo podemos pensar al reves: conocemos infinidad de enfermedades denominadas psicosomáticas, que en su inicio son una cuestión emocional, o una enfermedad mental, que termina afectando nuestro cuerpo.
Con este reconocimiento de las dimensiones del hombre podemos redefinir nuestro rumbo, ya que el alma prospera en un medio concreto y particular, nutriéndose de los detalles de la vida, de su diversidad, sus caprichos y sus peculiaridades para ser mejores cada día.
Epa Manuel tiempo sin saludarte, bueno ando en una onda apretadisima pero la disfruto !,,,,,
Gracias por la ayuda ofrecida pero resolvir el problema de la mejor manera...!!
Dale pues estamos hablando