10/17/2005
DIME QUE COMES... Y TE DIRE LO QUE SIENTES parte 1


Es conocido en todo el mundo el refrán “somos los que comemos”. Biológica y químicamente, esto es real, pero tambien lo es en el ámbito emocional y espiritual.
Como ha sucedido con la mayoría de las disciplinas científicas modernas, la nutrición ha intentado desligar lo físico de lo espiritual, dedicándose exclusivamente a lo primero, como si esto no estuviera ninguna influencia sobre lo segundo. De hecho, para cualquier persona de pensamiento científico tradicional podría sonar absurdo hablar del espíritu relacionado con la alimentación.
Sin embargo, en los últimos tiempo, en especial a partir del desarrollo de la “neurobiología”, la ciencia comenzó a abrirse a las múltiples relaciones que en realidad hay otra forma de alimentación y los comportamientos humanos. Esto,
En la medida en que comienza a difundirse en forma masiva, va alejando y aclarando poco a poco las muchas confusiones que las personas tenemos en nuestra relación con la comida. La proliferación indiscriminada de dietas en las ultimas dos décadas es un signo de esa confusión.
Esto no era así entre nuestros antepasados. Ya hablemos de comunidades agrícolas o nómadas, en general mostraban una claridad con respecto a la alimentación que, dentro de su origen intuitivo, venían a demostrar que poseían un rigor notable, porque estas gente estaban obligadas a conocer de cerca la naturaleza. Por tanto, sabían que el alimento era la base de su sangre, sus huesos y su sistemas nervioso, pero también un catalizador del modo de pensar y la forma de vivir de cada comunidad. Los alimentos que consumían formaban sus rasgos físico de una manera determinada, así como su visión del mundo.
Comprendían que el ser humano es un reflejo de la naturaleza en la que se desarrolla, al igual que esa naturaleza refleja al ser humano que la habita y la modifica con su forma de vivir, su agricultura, su cultura. En este contexto, los alimentos tanto para nutrirse como para curarse formaban parte de un ecosistema inseparable de la personas que lo producían, recogían y consumían.

CUERPO Y ALIMENTOS

A medida que las personas se fueron reuniendo en ciudades y alejándose mas y mas de sus fuentes de alimentos, esta sabiduría fue alejándose y haciéndose vaga y evanescente. Las personas dejaron de tener relación directa con su comida, por ello hemos llegado a la situación de confusión que antes mencione.
Nunca ha habido tantos casos de obesidad como esta época donde reinan las dietas. Esto no implica que las dietas estén mal o que no haya que luchar contra el exceso de peso, sino que estas descompensaciones, por no hablar directamente de las enfermedades provocadas por la forma de nutrición, muestran el desconocimiento general acerca de lo que el cuerpo necesita y el “divorcio” entre la persona y el alimento. Buena parte de este desconocimiento pasa por los efectos emocionales de la comida.Si solo pensamos en el alimento como algo mecánico, o, o como el enemigo que nos trae colesterol o hipertensión, no estamos teniendo respeto por algo esencial. En realidad, habría que recordar que comer en forma indiscriminada, comer con prisa o en exceso, o quedarse sin comer todo el día, son verdaderas violaciones de las leyes naturales. Antes de pensar en calorías o hidratos de carbono, hay que entender que el cuerpo y su alimento son la misma cosa y deben reconciliarse, respetarse mutuamente y facilitar la buena relación entre ambos.
La inteligencia natural de nuestro cuerpo sabe lo que es bueno para el. Nuestra emociones, y este concepto debe ser incorporado a la visión cotidiana de la vida, no están separadas del cuerpo. Forman parte de la unidad que somos con nosotros mismos y el entorno, y por tanto pueden ser afectadas por la comida y afectarnos a su vez en diversos aspectos.
Escrito por Mente Cuerpo Y Emociones @ 10/17/2005 08:07:00 a.m.  
1 Comentarios:
  • At 10/18/2005 8:16 a.m., Blogger Pansy said…

    Como siempre es gratificante leerte ... es cierto que hemos perdido la conciencia de alimentarnos ...
    Yo, ahora me cuido de comer en cantidad, pero, eso si no dejo de hacer mis tres comidas y la meriendita!

     
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